Características y comportamiento de la piel natural

Características y comportamiento de la piel natural

A diferencia de la apariencia uniforme y regular de la piel sintética, las pieles naturales auténticas provienen de animales reales. Por tanto, siempre contendrán marcas en su superficie que reflejan su historia. Estas marcas, que otorgan un carácter único a cada pieza, pueden ser marcas de nacimiento, cicatrices, picaduras de insectos o arrugas formadas con los años, y pueden ser evidentes incluso después del proceso de curtición. Estas son algunas de las marcas más típicas, en imágenes muy amplificadas:

A la hora de plantear el tapizado de cada producto, se procura ubicar estas pequeñas marcas en los lugares menos visibles. Pero al estar ubicadas aleatoriamente por toda la piel y no constituir un defecto ni una merma de calidad por ser propias del material, podrán ser visibles en algunas circunstancias.

Una última característica, común a todos los productos tapizados en piel natural, es que los cambios de temperatura, fricciones y estiramientos, producen cambios muy visibles en su aspecto. Un ejemplo típico son las arrugas, que aparecerán desde el primer día para, pasado el tiempo, estabilizarse. Algo lógico, ya que la piel no cuenta con la recuperación que ciertas fibras otorgan a las telas.

Mantenimiento regular y limpieza de los tapizados en piel natural

La piel auténtica es un material de origen natural de gran belleza y resistencia al paso del tiempo, siempre que reciba los cuidados adecuados a su condición de material natural.

Aparte de la lógica precaución de no perforarla ni dañarla con arañazos o raspaduras, comparte con los tapizados en tela la necesidad de tener en cuenta los siguientes tres elementos para conservar el tapizado en perfecto estado y por mucho tiempo.

  1. Las fuentes de luz directa degradan su apariencia y color. Los colores oscuros o intensos son más propensos a perder su tono original bajo la influencia de la luz, por lo que se debe evitar la exposición.
  2. Como en cualquier material, la proximidad a una fuente fuerte de calor la reseca y altera su color. La piel natural es altamente sensible a este aspecto, por lo que debe evitarse.
  3. El roce por el uso cotidiano y otros elementos como el polvo ambiental degradan la piel, aunque no se perciba suciedad o daños. Por ello es imprescindible un mantenimiento regular.

Mantenimiento regular

La piel acumula polvo y microsuciedad con el uso cotidiano. Para limpiarla, pase sobre su superficie un paño suave, seco o ligerísimamente humedecido, una vez por semana. También puede utilizar una aspiradora, siempre a muy baja potencia de succión y con un cepillo muy suave en la boquilla, para evitar arañar la piel.